miércoles, 23 de septiembre de 2009

Rodean la embajada brasileña y encierran en un estadio a los detenidos

Policías y soldados encapuchados mantienen un anillo de seguridad alrededor de la sede diplomática e impide ingresar comida. Cortaron los teléfonos. Antes, desalojaron a los seguidores de Zelaya y detuvieron a 170 en un estadio.

La crisis en Honduras se agudiza. Policías y soldados encapuchados mantienen un anillo de seguridad en un perímetro de tres kilómetros alrededor de la embajada brasileña. El portavoz de la Secretaría de Seguridad, comisario Orlin Cerrato dijo que en el desalojo resultaron golpeados dos policías y fueron detenidas 174 personas, que están concentradas en un estadio y serán procesadas por desorden y vandalismo.

Un médico entrevistado por la radio Globo informó que en el hospital público Escuela, el más grande de la ciudad, fueron atendidas 18 personas con golpes. Zelaya dijo a la televisión estatal venezolana que hubo tres muertos durante el desalojo, pero el ministro de Información de facto René Zepeda dijo a la agencia AP que "no ha habido un tan solo fallecimiento".

Antonio López, vigilante de una residencia cercana a la embajada brasileña dijo que "los policías, con sus rostros cubiertos, les arrojaron gases lacrimógenos y entraron con todo. Y les dio palos a los manifestantes, que salieron corriendo", agregó. "Esto parece una zona de guerra", señaló. En la calle quedaron decenas de motocicletas abandonadas, así como numerosos autobuses y automóviles con los vidrios quebrados.

Según Cerrato, el desalojo se realizó luego que los zelayistas retuvieron una patrulla policial en las cercanías durante dos horas y la incendiaron. "Estamos dispuestos a aplicar los niveles necesarios de fuerza", afirmó.

El presidente de facto Roberto Micheletti dijo en rueda de prensa que "Zelaya no debe seguir provocando ni incitando a la violencia desde la casa de un hermano (la embajada)... y respetaremos la sede brasileña si Brasil nos entrega a Zelaya o se lo lleva a esa nación sudamericana". No quiso contestar que haría si no ocurrre ninguna de las dos cosas. Se limitó a decir: "reflexionamos intensamente sobre el tema".

El gobierno decretó la víspera un toque de queda por 26 horas, que concluye a las 6 de la tarde del martes y el cual fue desafiado por los seguidores del mandatario derrocado por un golpe de Estado el 28 de junio. "Si los manifestantes continúan con sus desórdenes, se podría establecer un estado de sitio en Honduras", afirmó el ministro de Defensa de facto, Alfredo Lionel Sevilla, a la cadena local de radio HRN.

El encargado de negocios de la embajada brasileña en Tegucigalpa, Francisco Catunda Resende, informó a la cancillería de su país que le cortaron los servicios de agua, teléfono y electricidad y que actualmente están usando un generador a base de diesel. Agregó que la embajada contactó a su homóloga de Estados Unidos para pedir diesel y seguridad, en caso de que sea necesario. Las autoridades norteamericanas sostuvieron que prestarán toda la ayuda posible.

La canciller del gobierno derrocado, Patricia Rodas dijo en Nueva York que dentro de la embajada hay unas 330 personas que acompañan a Zelaya, entre familiares, miembros del gabinete y otros funcionarios.El régimen interino suspendió de manera indefinida los vuelos locales e internacionales en los cuatro aeropuertos de Honduras por "motivos de seguridad".

Zelaya ha hablado por teléfono con el presidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva, que le pidió el martes no dar pretexto a los golpistas para invadir la embajada de Brasil en Tegucigalpa.

La embajada de Brasil en esta capital podría ser allanada por proteger a Zelaya, dijo a periodistas el asesor de la cancillería de facto, Mario Fortín. "La inviolabilidad de una sede diplomática no implica la protección de delincuentes o prófugos de la justicia", subrayó. "La acción judicial se podría realizar porque Zelaya no ha sido invitado ni ha pedido asilo político a Brasil".

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