martes, 14 de julio de 2009

El Cardenal golpista es hijo de fieles colaboradores del dictador Tiburcio Carias

Una de las últimas cartas que la dictadura militar golpista se ha jugado en esta lucha por mantener lo indefendible, la ilegalidad, el golpe de estado que ha roto la institucionalidad del país y ha instaurado en el poder a los más oscuro y corrupto de la clase política del país, ha sido usar la figura del Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga para hacer un llamado al presidente legitimo a no regresar, so pretexto de que se puede provocar un baño se sangre. El jerarca de la Iglesia Católica se ha llenado la boca diciendo que no hay un golpe y que no se han suspendido las garantías constitucionales. También dijo que hasta ahora no hay muertos. Parece que sus informantes no le han dado bien los datos. Ya hay 5 muertos. Todos relacionados con la crisis iniciada por los golpistas.

El noble Cardenal es muy conocido mundialmente por haber sido “papable” y por su trabajo por la cancelación de la deuda desde el CELAM, tribuna que usó muy bien para granjearse una imagen de progresista a través del mundo, especialmente en America Latina. Mientras tanto, dedicaba sus esfuerzos para fortalecer sus relaciones con la más recalcitrante burguesía hondureña, de quienes recibe constantemente invitaciones para celebrar matrimonios, bautizos y otras ceremonias, ya sea en Tegucigalpa, Miami o Milán. El Sr. Cardenal es muy apreciado en esos círculos y constituye el As de Oro de los golpistas en la lucha por legitimar lo inaudito. También ha vendido inteligentemente una imagen de chico bueno, tocando saxofón, como lo hizo Clinton y pilotando aviones, otro de sus hobbies.

Como nada está oculto bajo el cielo, es muy fácil sacar conclusiones si se investiga el pasado de tan ilustre personaje. Resulta que sus padres, estuvieron estrechamente vinculados con la peor dictadura que ha vivido el país desde que es una nación “libre”. Su padre Andrés Maradiaga fue General durante la dictadura de Tiburcio Carias Andino, tirano, asesino, déspota que instauró una dictadura que duró 16 años, tiempo durante el cual, miles de patriotas fueron asesinados, encarcelados injustamente, torturados y otros miles mas tuvieron que salir al exilio huyendo de la barbarie.

Así no nos resulta extraño establecer de donde le viene la iluminación “divina” al ilustre piloto Cardenal o general. De donde saca sus mejores palabras para tratar de justificar lo injustificable. De donde se inspira para defender a los gorilas golpistas y traidores a la patria. Resulta más que natural para el dar las declaraciones que en cadena nacional emitió el día de ayer a toda la nación. Una actitud más que vergonzosa, dada su investidura, pero comprensible sabiendo de donde viene. A quienes que equivocadamente creían que era un noble pastor, dense cuenta de la piel de lobo que tiene debajo.

Raquel de Maradiaga y su papá Andrés Maradiaga general del dictador Tiburcio Carias que por 16 años masacro al pueblo Hondureño fueron sus fieles colaboradores. Aun hoy en el museo de la Casa Fortín del pequeño pueblo minero de Yuscarán, zona oriental de Honduras, pueden verse fotos de los parientes del ilustre cardenal, vistiendo pantalones bombachos, polainas y pistola al cinto, al mejor estilo de la época, en la que matar a un paisano era lo de menos. Parece que el Sr. Cardenal añora esos tiempos. Como bien lo dijo el embajador de Honduras ante la OEA, Carlos Sosa, su lenguaje se parece mas al de un general golpista que al de un cristiano, y vaya con que investidura. Solo que la historia esta llena de estos lobos con piel de oveja, pastores del rebaño que con gusto lo llevan al despeñadero, con tal de preservar sus mezquinos intereses, sus relaciones incestuosas con el poder, su mediocridad al servicio de la vileza.

Constará para la historia su impudicia, su falta de moral, al revolcarse con los gorilas golpistas en la sangre del noble pueblo hondureño que les hará pagar caros sus crímenes.

Y sépalo, si estas verdades sirven para excomulgarnos, no nos importa, pertenecemos a la iglesia del pueblo, a la de Monseñor Romero, a la del Padre Guadalupe, mártires de America que supieron ser coherentes hasta el martirio, con la opción por los pobres.

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